lunes, 27 de julio de 2015

Reflexiones acerca de William Foy, Elena de White y la Ordenación de la Mujer



Leyendo el libro "Mensajera del Señor", me topé con la historia de William Foy. William Foy (1818-1893), fue un afroamericano, pastor bautista, y millerita que fue llamado por Dios a ser profeta antes de 1844. Tuvo varias visiones que fueron recogidas en el libro "The Christian Experience
of William E. Foy". Elena de White también conoció a Foy, y da testimonio de su mensaje.

Pero más allá de su contenido, me llamó la atención lo que hace Dios: no discriminar a las personas para otorgarle sus dones.

El siglo XIX, por muchos progresos que haya logrado, aún mantenía instituciones opresoras como la esclavitud. En EE.UU, cuando Dios llamó a Foy, todo el sur de ese país tenía a los afroamericanos como esclavos. Toda persona de "raza" negra, en aquel entonces, era considerada de segunda clase, un ser inferior, escoria.

En el Estado de Nueva Inglaterra fue donde Foy desempeñó su ministerio. A pesar de que en ese estado ya se había abolido la esclavitud, eso no bastó para que fuera crudamente objeto de burlas, discriminación y persecusión. Finalmente, con la ayuda de Dios, pudo llevar a cabo su ministerio.
Por otro lado, posterior a Foy, Dios escogió a Elena Gould Harmon. una joven mujer. Fue llamada en un tiempo cuando las mujeres no tenían derecho a voto, y donde también eran discriminadas por su género. Pero nada fue obstáculo para que Dios otorgase sus dones como Él quiere y a quien Él estima conveniente.

Dos ejemplos de nuestra historia denominacional. Ambos iletrados y sin grandes recursos. Ambos discriminados en su época. Ambos que hacen eco de Gálatas 3:28 "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús." Un texto que nos habla de la salvación, y de como opera esta en la vida del creyente.

La primera barrera fue derribada en tiempos apostólicos, en el 1er concilio de Jerusalén. Ahora los gentiles participaban de todas las bendiciones y dones del evangelio, sean judios, griegos, romanos, escitas, etc. Ya no importaba tu nacionalidad.

La segunda barrera comenzó a derribarse en el siglo XIX. Y los esclavos fueron tratados como personas. Ya nadie debería ser discriminado por su condición social.

La tercera barrera comenzó a derribarse en el siglo XX. Las mujeres, como en Génesis 1 y 2, son iguales a los hombres. Ya no importaba tu género, seas hombre o mujer.

Pero Dios, como es Dios, siempre está adelantado a los tiempos de la humanidad. Milenios costó entender que Dios no discrimina a las personas por su nacionalidad. Siglos costó entender que Dios no discrimina por nuestra condición social. ¿Cuánto nos costará entender que Dios no discrimina si eres hombre o mujer al dar sus dones?

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Este artículo está basado en:

Douglas, Herbert E. Mensajera del Señor, El Ministerio Profético de Elena G. de White. Nampa, Idaho, Pacific Press. 2000.

He peleado la buena batalla. William Elis Foy, un millerita. Revista Diálogo Universitario. 25:3

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